FRATERNIDAD
CARLOS DE FOUCAULD
Naturaleza: Asociación de fieles.
Fecha y lugar de fundación: 7 de agosto
de 1991.
Reconocimiento jurídico: 1º de
diciembre de 1999.
En 1992, la
Fraternidad Carlos de Foucauld entró oficialmente como miembro de la Asociación
internacional Familia espiritual Carlos de Foucauld.
Historia:
Nuestra
Asociación de Fieles “Fraternité Charles de Foucauld”, comenzó en 1991. Todas
éramos miembros de la Fraternidad Iesus Caritas, pero nosotras no queríamos
convertirnos en Instituto Secular. Preferimos poner el acento en nuestra
consagración bautismal, sin añadir otros votos. Tenemos un compromiso
específico de celibato, siguiendo a Jesús.
El equipo
internacional intenta trabajar corresponsablemente, sin pensar en jerarquías.
Insistimos en la igualdad de dignidad entre todos los miembros de la
fraternidad, lo cual no quiere decir igualdad de funciones.
Cada cuatro
años, la Asamblea General Internacional se reúne para hacer balance de lo que
se ha vivido, abrir perspectivas de futuro y elegir nuevo Equipo Internacional.
Número de miembros: 300.
Implantación en el mundo:
Alemania,
Argentina, Austria, Bélgica, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, España,
Francia, Irlanda, México, Perú, Portugal, Reino Unido, Ruanda, Uruguay
Características:
Modo de vida:
Somos laicas
que vivimos nuestra entrega a Dios en lo cotidiano.. Ejercemos profesiones muy
distintas, según la preparación y la opción de cada una. Muchas de nosotras
viven solas, otras en familia, sobre todo en algunos países. Una vida sobria y
sencilla. Compartimos con todo el pueblo de Dios los compromisos sociales de
todo el mundo. La fraternidad se reúne cada mes y nos exige una formación
permanente.
Compromiso:
Nos
comprometemos al celibato; a la vida de Fraternidad (revisión de vida,
corresponsabilidad, hacernos cargo....) y es la Fraternidad, célula de Iglesia,
la que recibe nuestro compromiso; a vivir la evangelización por la amistad en
nuestro entorno y a ser testigos con nuestra vida de la gratuidad del amor de
Dios, que nos llama a la unidad; a vivir
en solidaridad con los pobres, los excluidos, los difíciles, los que están solos
o enfermos.
Aspectos esenciales:
Intentamos
vivir la contemplación en la vida de cada día. Por eso es muy importante para
nosotras la oración prolongada.. La meditación de la Palabra de Dios, la
comunicación en las reuniones de fraternidad, nos ayudan a entender mejor los
acontecimientos, y a vivir bien el espíritu de las Bienaventuranzas.
La
universalidad, aspecto esencial de nuestra fraternidad, nos abre a otras
culturas, religiones y costumbres. El respeto a los derechos del hombre y de la
mujer, la justicia, la paz y la no-violencia, el esfuerzo para que la
democracia en nuestros países sea real y no formal, el ecumenismo y el diálogo
con otras religiones y, en fin, la salvaguarda de la naturaleza, son, en este
momento, los retos que comprometen a la F.C.F.
Más información:
http://www.carlosdefoucauld.org/FraternidadCdF/frat_cdf.htmwww.charlesdefoucauld.org
FRATERNIDAD IESUS CARITAS
Naturaleza: La Fraternidad Iesus Caritas (FJC) es un
instituto secular femenino católico. Reúne mujeres solteras o viudas de todos
los países, razas y lenguas y de todos los medios sociales, que deseen vivir
una consagración definitiva en respuesta a la llamada del Señor en su condición
seglar.
Fecha y lugar de fundación: 1952, en
Ars (Francia).
Miembro
fundador de la Asociación internacional
Familia espiritual Carlos de Foucauld.
Historia: La FJC nació en Ars en marzo
de 1952, a partir de un encuentro entre el P. Voillaume, Margarita Poncet y
algunas laicas que querían realizar este proyecto de vida. Fue reconocida como
de derecho pontificio el 8 de diciembre de 1999.
Número de miembros: 250.
Implantación en el mundo:
Alemania,
Argentina, Australia, Bélgica, Brasil, Burkina Faso, Camerún, Chile, China,
Corea del Sur, Cuba, Ecuador, Eslovaquia,
España, Estados Unidos, Francia, Haití, India, Italia, Martinica,
México, Perú, Polonia, Rep. Centro Africana, Turquía, Ucrania, Venezuela,
Vietnam
Características:
La FJC quiere
vivir el espíritu de las Bienaventuranzas, el compromiso para construir un
mundo más fraternal, que sustituya a un mundo fragmentado, a una sociedad cada
vez más anónima e indiferente. En medio de estas contradicciones, la opción por
una vida laica consagrada quiere dar testimonio del Evangelio destacando
- el reto de
la gratuidad sobre la eficacia;
- el reto de
la confianza sobre la desconfianza y el miedo;
- el reto de
la fidelidad sobre la relatividad;
- el reto del
abandono en Dios sobre el éxito a cualquier precio.
Queremos
manifestar la ternura de Dios en el mundo de hoy, para que por encima de la
división de clases, de naciones y de razas
reine la unidad de su Amor. Lo cotidiano teje nuestra vida familiar,
profesional, social. Generalmente vivimos solas.
Respondiendo a
la llamada e Dios, que nos ha amado primero, la consagración que nos vincula a
la Iglesia según los estatutos de la FJC abarca a la persona en su globalidad:
El voto de
pobreza dice al mundo que se puede vivir en medio de los bienes materiales y
que se puede usar de los medios puestos a nuestra disposición por la
civilización sin hacerse esclavo de ellos;
El voto de
castidad dice al mundo que se puede amar de manera desinteresada consagrándose
a todos sin vincularse a nadie, preocupándose de los más abandonados; el voto
de obediencia dice al mundo que se puede ser feliz estando disponible a la
voluntad de Dios manifestada en la vida de cada día.
La vida de Fraternidad:
La fraternidad
se vive a partir de pequeños grupos que se reúnen durante 24 horas, cada mes,
aproximadamente. Los momentos esenciales son:
- el de
compartir la Palabra de Dios;
- la revisión
de vida, que permite discernir juntos, con la ayuda del Espíritu Santo, el
camino de cada uno, respetando su vocación personal;;
- la adoración
prolongada.
Estas
fraternidades se agrupan por regiones, animadas por una regional y su consejo.
Los retiros anuales y los encuentros internacionales ensanchan el corazón a un
amor universal.
Durante 2 años
se proporciona una formación a las que comienzan. De ahí sale el deseo de una
formación permanente.
La relación
personal con Jesús se alimenta en la meditación del Evangelio, la celebración
Eucarística, la adoración prolongada del Santísimo Sacramento, los tiempos de
desierto vividos en soledad.
Pedimos al
Señor que a pesar de nuestra debilidad, siguiendo las intuiciones de Carlos de
Foucauld lleguemos a «gritar el Evangelio con toda nuestra vida.».
Más información:
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