Después de la muerte de Charles de Foucauld, las primeras congregaciones nacen basadas en la espiritualidad de Nazaret, intuición clara y seguida por Charles de Foucauld.
La fundadora de las hermanitas de Jesús, Magdeleine Hutin, así como los
primeros hermanos de Charles de Foucauld comienzan a recitar esta oración
simplificando el texto para evitar las confusiones.
Escrito en 1896 por Charles de Foucauld cuando todavía era un simple
monje trapense a punto de abandonar su monasterio, el que se convirtió en la
"oración de abandono" fue inicialmente una meditación de Charles de
Foucauld sobre la última oración de Jesús a su Padre: "Padre, en tus manos
doy mi espíritu" ( Lc 23:46 ).
Hoy Es una oración recitado diariamente por miles de personas en todo el
mundo y que toca el corazón tanto como el alma, por lo que la simplicidad de
las palabras utilizadas le da una profundidad luminosa.
En los años 1940 y 1950, la oración de abandono de Charles de Foucauld toma su forma definitiva:
Padre mío, me abandono a ti,
haz de mí lo que quieras.
sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo, lo
acepto todo.
con tal que tu voluntad se haga
en mí,
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi alma en tus manos.
te lo doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y necesito darme,
ponerme en tus manos, sin
medida,
con infinita confianza,
porque tú eres mi Padre.
Mon Père,
Je m'abandonne à toi,
Fais de moi ce qu'il
te plaira.
Quoi que tu fasses de moi,
Je te remercie.
Je suis prêt à tout,
j'accepte tout,
Pourvu que ta volonté
Se fasse en moi,
En toutes tes
créatures,
Je ne désire rien
d'autre, mon Dieu.
Je remets mon âme entre tes mains.
Je te la donne, mon
Dieu,
Avec tout l'amour de mon cœur,
Parce que je t'aime,
Et que ce m'est un
besoin d'amour
De me donner,
De me remettre entre
tes mains sans mesure,
Avec une infinie
confiance
Car tu es mon Père.
Meu Pai,
Eu me abandono em Ti.
Faze de mim o que
quiseres.
Por tudo o que fizeres
por mim,
eu te agradeço.
Estou disposto a tudo,
aceito tudo,
contanto que tua
vontade seja feita em mim
e em todas as tuas criaturas.
Não desejo nada mais,
meu Deus!
Ponho minha vida entre
tuas mãos.
Entrego-a a Ti meu
Deus, com todo ardor
do meu coração, porque
te amo e é para mim
uma necessidade de
amor dar-me,
entregar-me sem
medida, com infinita confiança,
porque Tu és meu Pai.
Amém.
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