El tiempo estival “es propicio, justo y
necesario” para el descanso y la recreación de una gran mayoría de
trabajadores, pero es también tiempo de zafra para muchos otros que cumplen
labores, sobre todo en las áreas de servicios y pequeños oficios vinculados al
mantenimiento.
Desde hace ya varios años trabajo como
jardinero, labor que disfruto, que tiene mucho de creatividad, “de flores y
mariposas” como así también mucho “de pico y pala” y que me coloca, por lo
menos así lo considero yo, a la par con los pequeños albañiles, pintores,
empleadas domésticas, hurgadores y clasificadores, feriantes… -y podríamos
seguir enumerando-, y este pueblo, esta masa de trabajadores humildes son
espacio, mediación preciosa (si bien ni exclusiva ni excluyente) para la vivencia
de una espiritualidad de Nazaret, del estar mezclado y anónimo en un mundo que
nos prepara y espera éxitos y reconocimientos …
Este estar inmerso me ha puesto también bajo
las mismas condiciones, ventajas y desventajas, frente a los patrones o contratantes,
tanto en lo referente a las gratificaciones por un trabajo bien hecho, como
cuando tienes que “pelear el mango” por un trabajo a realizar para el cual no
te contrataron o por el aumento anual..
No quiero entrar en detalles, que puedan hacer
pesada la lectura, sino que con mi pequeña y limitada reflexión quiero
visibilizar realidades, vivencias, positivas y negativas, que como en todo lo
inherente a nuestra condición humana, se dan en este mundo de relaciones,
vínculos laborales, amistosos.
LAS MÁS VULNERABLES
Me honra la amistad de hermanos y amigos, así
también de familias para las que trabajamos, que cumplen al pie de la letra con
todas las leyes laborales, sociales para con sus empleadas domésticas, con un
excelente y digno trato como el que todo trabajador y su familia merece, pero
lamentablemente, aún con gobiernos progresistas y los muchos logros sindicales,
sigue siendo uno de los sectores laborales más vulnerable.
Así nos hemos
encontrado con señoras a quienes verdaderamente les roban salario y días libres
“porque sos como de la familia y te
necesitamos”…
Otras con quienes la
familia en la que trabajaban estaba muy contenta con ella “pero de la noche a la mañana” algo cambia en el trato, “ya no cumplís como antes con el trabajo” generando
un clima tenso e insoportable, que hace que la trabajadora termine renunciando
y así los empleadores se ahorran una buena cantidad de dinero sin pagar despido
y demás obligaciones …
Otras vienen del interior y lo único que
conocen de la Capital es la casa donde trabajan y alguna cuadra a la redonda,
lo que le dificulta muchas veces el dejar un empleo verdaderamente
inconveniente y salir a buscar otro.
Lo mejor que hemos podido hacer por algunas de
estas, nuestras primerísimas y muy amables compañeras de trabajo, cuando
detectamos alguna de estas injusticias es alcanzarles y animarlas a informarse
por el número de teléfono y el día y horario en el que atiende e informa la
oficina de su sindicato, pues muchas no conocen aún sus derechos y las leyes
que las protegen….
Son madres, abuelas,
que salen a pelearla cada día por su familia y están dispuestas y muchas veces
soportan heroicamente más de lo aconsejable…
A estar atentos como colectivo social pues puede que bien cerca nuestro
se encuentre “esta frontera”, no lejana, que grita por ayuda. “No podemos ser
perros mudos”.
LA FRATERNIDAD NACE
TAMBIÉN EN EL CONTENEDOR DE BASURA
Una gran enseñanza sin lugar a dudas, y el recordatorio de
que nuestra comunidad, nuestros hermanos, no son, solamente, nuestros pares de
grupo, los que creen y rezan igual, sino que hay que estar en este mundo,
atentos y disponibles “como peregrinos y nómades”, buscando a Dios, que se deja
encontrar por quien lo busca, manifestándose en la novedad del otro, del
distinto, el alejado… y allí, en el Encuentro, ¡corre agua fresca para saciar
nuestra sed de Comunión!
Jesús, Humilde Obrero, tú ofreciste al Padre
cada gota de sudor de tu frente por la justicia y la paz, la promoción y
dignificación de cada uno de tus hermanos, los de la masa trabajadora, hoy
nosotros, junto a María, la pequeña doméstica de Nazaret, ofrecemos nuestra
labor como un canto de Adoración y Gloria a tu Divino y Humano Corazón, ¡VEN
SEÑOR JESÚS!
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