miércoles, 9 de enero de 2019

Acerca de los trabajadores humildes...

“UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA, EN EL CORAZÓN DE LAS MASAS”

El tiempo estival “es propicio, justo y necesario” para el descanso y la recreación de una gran mayoría de trabajadores, pero es también tiempo de zafra para muchos otros que cumplen labores, sobre todo en las áreas de servicios y pequeños oficios vinculados al mantenimiento.
Desde hace ya varios años trabajo como jardinero, labor que disfruto, que tiene mucho de creatividad, “de flores y mariposas” como así también mucho “de pico y pala” y que me coloca, por lo menos así lo considero yo, a la par con los pequeños albañiles, pintores, empleadas domésticas, hurgadores y clasificadores, feriantes… -y podríamos seguir enumerando-, y este pueblo, esta masa de trabajadores humildes son espacio, mediación preciosa (si bien ni exclusiva ni excluyente) para la vivencia de una espiritualidad de Nazaret, del estar mezclado y anónimo en un mundo que nos prepara y espera éxitos y reconocimientos …
Este estar inmerso me ha puesto también bajo las mismas condiciones, ventajas y desventajas, frente a los patrones o contratantes, tanto en lo referente a las gratificaciones por un trabajo bien hecho, como cuando tienes que “pelear el mango” por un trabajo a realizar para el cual no te contrataron o por el aumento anual..
No quiero entrar en detalles, que puedan hacer pesada la lectura, sino que con mi pequeña y limitada reflexión quiero visibilizar realidades, vivencias, positivas y negativas, que como en todo lo inherente a nuestra condición humana, se dan en este mundo de relaciones, vínculos laborales, amistosos.

LAS MÁS VULNERABLES
Me honra la amistad de hermanos y amigos, así también de familias para las que trabajamos, que cumplen al pie de la letra con todas las leyes laborales, sociales para con sus empleadas domésticas, con un excelente y digno trato como el que todo trabajador y su familia merece, pero lamentablemente, aún con gobiernos progresistas y los muchos logros sindicales, sigue siendo uno de los sectores laborales más vulnerable. 
Así nos hemos encontrado con señoras a quienes verdaderamente les roban salario y días libres “porque sos como de la familia y te necesitamos”  
Otras con quienes la familia en la que trabajaban estaba muy contenta con ella “pero de la noche a la mañana” algo cambia en el trato, “ya no cumplís como antes con el trabajo” generando un clima tenso e insoportable, que hace que la trabajadora termine renunciando y así los empleadores se ahorran una buena cantidad de dinero sin pagar despido y demás obligaciones …
Otras vienen del interior y lo único que conocen de la Capital es la casa donde trabajan y alguna cuadra a la redonda, lo que le dificulta muchas veces el dejar un empleo verdaderamente inconveniente y salir a buscar otro.
Lo mejor que hemos podido hacer por algunas de estas, nuestras primerísimas y muy amables compañeras de trabajo, cuando detectamos alguna de estas injusticias es alcanzarles y animarlas a informarse por el número de teléfono y el día y horario en el que atiende e informa la oficina de su sindicato, pues muchas no conocen aún sus derechos y las leyes que las protegen….  
Son madres, abuelas, que salen a pelearla cada día por su familia y están dispuestas y muchas veces soportan heroicamente más de lo aconsejable…  A estar atentos como colectivo social pues puede que bien cerca nuestro se encuentre “esta frontera”, no lejana, que grita por ayuda. “No podemos ser perros mudos”.

LA FRATERNIDAD NACE TAMBIÉN EN EL CONTENEDOR DE BASURA
 Una mañana estaba haciendo el césped en el jardín de una casa, de pronto veo que, de la vereda de enfrente, donde estaba un contenedor de basura, un señor que hurgaba allí me hacía señas llamándome para que fuese a ver algo, cruzo y el hombre me dice: “¡mira lo que hay acá!”  y eran, a golpe de ojo, unos 2 kilos de bananas que alguien había tirado, y me dice “dale, llévate las que quieras, yo no me las voy a comer todas”...  Fue realmente una de las experiencias más aleccionadoras de generosidad y desprendimiento que he tenido, aquel buen hombre, en lugar de llevarse todo aquel “preciado botín” lo compartía conmigo, un verdadero desconocido... (el orgullo de que me haya considerado un igual a él, es materia para el confesionario...) 
Una gran enseñanza sin lugar a dudas, y el recordatorio de que nuestra comunidad, nuestros hermanos, no son, solamente, nuestros pares de grupo, los que creen y rezan igual, sino que hay que estar en este mundo, atentos y disponibles “como peregrinos y nómades”, buscando a Dios, que se deja encontrar por quien lo busca, manifestándose en la novedad del otro, del distinto, el alejado… y allí, en el Encuentro, ¡corre agua fresca para saciar nuestra sed de Comunión!
Jesús, Humilde Obrero, tú ofreciste al Padre cada gota de sudor de tu frente por la justicia y la paz, la promoción y dignificación de cada uno de tus hermanos, los de la masa trabajadora, hoy nosotros, junto a María, la pequeña doméstica de Nazaret, ofrecemos nuestra labor como un canto de Adoración y Gloria a tu Divino y Humano Corazón, ¡VEN SEÑOR JESÚS!
Jorge Márquez (testimonio)
                         
                                                                                               

No hay comentarios:

Publicar un comentario