Como esa
canción,
que llega
con el viento una madrugada
y,
obstinada,
retorna sin
cesar.
Así regresan
al Hermanito Carlos, con insistencia,
las palabras
nocturnas desgranadas
a solas
con Jesús.
“Dios
mío, todo está callado, todo duerme,
yo estoy
a tus pies,
diciéndote
en voz baja que te amo…”
(1).- Atráenos:
corremos detrás de ti siguiendo el olor de tus perfumes…Cant.1,3
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