martes, 18 de noviembre de 2014

Unión de Hermanos y Hermanas de Jesús...

Sodalidad  fundada en 1909 por Carlos de Foucauld

Surgió de la voluntad explícita de Charles de Foucauld, quién al final de su vida la fundó expresamente para evitar que dentro de ella existieran diferencias entre sus miembros. Todos por igual, sacerdotes, curas, religiosos, laicos, casados o solteros y hasta algún Carmelo, todos al mismo nivel y con las mismas obligaciones. Para dar ejemplo él mismo se inscribió en la lista inicial como uno más, y no de los primeros.

Ser uno más, y no de los primeros.

Nuestra vocación: Los miembros de la UNIÓN son como exploradores. 
Se aventuran por su cuenta y riesgo en las "espesuras" o los "desiertos" del mundo para llevar a Jesús a los más alejados de Él. La palabra que usa Foucauld para referirse a esta vocación es "defricheur". Que debería traducirse por "desbrozador", labor del campo que implica todas las operaciones que se realizan en un campo antes de la siega y la recolección de la cosecha. O sea, preparar el terreno para hacerlo apto para las labores posteriores. Aquí volvemos a encontrarnos con la dificultad de traducir a un mundo tecnificado e internautico esta labor que prácticamente no se sabe ni que exista. 
Preferimos usar las palabras explorador o bien aventurero (a pesar del aspecto poco "serio" que denota esta palabra). También serviría pionero.
Otra manera de referirnos a nuestra vocación es: misioneros aislados. 
Esto significa que UNIÓN no es un grupo que se reúne, ni una fraternidad que realiza actos de vida comunitaria en común. No celebramos reuniones, ni actos públicos, ni demostraciones de número. Los miembros de UNIÓN no se conocen entre sí, ni existen listas. 
Lo realmente importante para nuestra vocación es la dedicación "hacia fuera", hacia aquellos hermanos y hermanas de Jesús que no lo conocen, o bien que reniegan de Él por diversos motivos. Dentro de la categoría de los más alejados están los más pobres. Pero no se pone el acento exclusivamente en la cuestión "social". "Ligeros de equipaje como los hombres de la mar" como decía Machado, no por alergia a las instituciones, que deben de tener su lugar en la Iglesia, o por incapacidad para vivir con otros, sino como opción radical para mezclarnos lo mejor posible con los más alejados, que son la finalidad de nuestra vocación. 
Despojada de su connotación de superficialidad "chaquetera" diríamos que somos como camaleones. Adoptamos las formas del entorno para mimetizarnos con él. Para ser uno más exactamente. Y no por estrategia de conquista, sino para compartir los sufrimientos y las esperanzas de nuestros hermanos y hermanas no creyentes. 
Nos hacemos "todo a todos, todo con todos, para ganar a algunos" como dice San Pablo. La fraternidad debemos de realizarla con estos y no con los "nuestros", las ovejas del redil. Nuestra vocación no es de "grupo cálido en el que refugiarnos", implica la aceptación de la incomodidad de la intemperie: expuestos a los otros, lanzados al mundo, nos dejamos convertir por ellos, de la misma manera que Foucauld o Massignon fueron convertidos o se convirtieron en contacto con la fe de sus amigos musulmanes. Los primeros que tenemos que convertirnos somos nosotros, puesto que también nos resistimos al evangelio.

Convivir con los demás sin estridencias

La visitación.
Tal y como simboliza el encuentro de María con Isabel, se trata de reconocer y acompañar el movimiento del Espíritu que se está gestando en los demás. 
Estar especialmente atento al despertar de los signos de Espíritu en los no creyentes, en aquellos que están alejados de Jesús, o que al menos ignoran que en ellos late su fuerza vivificadora, y celebrarlo en nuestro encuentro con ellos. 
Buscar este encuentro como lo fundamental de nuestra vocación y aprender a conversar amicalmente con todos, al estilo del propio Foucauld. O, al menos, no estorbarlo con sermones militantes!!
Para Foucauld, todo esto es lo que hacía Jesús en Nazaret. Convivir con los demás sin estridencias. Cada uno en su medio ambiente. Sin necesidad de desplazarse a lugares recónditos. Cada uno según su propio camino. 
Nuestra vocación exige madurez en la fe y capacidad de resistencia a las dificultades de vivir solo. 
No se trata de "premisión" sino de un estilo de "auténtica misión" propiamente adaptado al momento actual de la Iglesia. En esto Charles de Foucauld fue un precursor y un visionario profético.
Este vivir solo para mezclarse mejor con todos no implica necesariamente negarse a cualquier tipo de vinculación comunitaria con los demás cristianos. 
No es incompatible: o UNION o vida de Fraternidades, necesariamente. La mayoría de miembros de la UNION participan en alguna medida de la vida comunitaria de sus parroquias, de la diócesis en la que están incardinados, y algunos de nosotros formamos parte de alguna de las comunidades o fraternidades de la familia Charles de Foucauld. En este caso, se pide a la persona que se compromete con la UNION una especial dedicación a los más alejados como vocación específica dentro de su comunidad.

 Quien nos dirige es el Espíritu de una manera
 enteramente libre y creadora

Organización.
Si nos hemos sabido explicar bien se comprenderá que las cuestiones de organización aquí son de lo menos importante. Las reducimos al mínimo posible pensando que quien nos dirige es el Espíritu de una manera enteramente libre y creadora para cada uno de los miembros de la UNIÓN. Lo verdaderamente crucial es lo que cada uno realiza en su vida cotidiana con los más alejados. 
Esta exigua organización exige una conversión que no siempre entendemos fácilmente. Puede saber a poco. Es lo que se persigue exactamente: ningún tipo de poder.
Dicho esto, Jean-François Six recibió en su momento el encargo de Coordinador general de la UNION de manos de Louis Massignon, y a su vez este la delegará en su momento a otra persona.
Además de este coordinador, que últimamente ha sido un sacerdote, UNIÓN se organiza por lenguas.
En la actualidad tenemos las siguientes: francesa, portuguesa, coreana, alemana, italiana, árabe, española y catalana. Para cada lengua un coordinador asegura el vínculo de los miembros. 
El coordinador establece contacto con cada uno de los miembros y es el encargado de discernir con la persona interesada si su vocación es verdaderamente la de un misionero aislado. 
La función del coordinador no es la de un "director espiritual". Es uno más. No tienen ningún tipo de "poder" jerárquico sobre los demás miembros de la UNIÓN.
Unas dos veces al año el coordinador general manda una carta a todos los miembros de la UNION que se traduce por lenguas. En esta carta pueden añadirse aspectos propios de cada ámbito lingüístico.

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