Sodalidad fundada en 1909 por Carlos de
Foucauld
Surgió de la
voluntad explícita de Charles de Foucauld, quién al final de su vida la fundó
expresamente para evitar que dentro de ella existieran diferencias entre sus
miembros. Todos por igual, sacerdotes, curas, religiosos, laicos, casados o
solteros y hasta algún Carmelo, todos al mismo nivel y con las mismas
obligaciones. Para dar ejemplo él mismo se inscribió en la lista inicial como
uno más, y no de los primeros.
Ser uno más, y no de los primeros. |
Nuestra vocación: Los miembros de la UNIÓN son como exploradores.
Se aventuran por su cuenta y riesgo en las
"espesuras" o los "desiertos" del mundo para llevar a Jesús
a los más alejados de Él. La palabra que usa Foucauld para referirse a esta
vocación es "defricheur". Que debería traducirse por
"desbrozador", labor del campo que implica todas las operaciones que
se realizan en un campo antes de la siega y la recolección de la cosecha. O
sea, preparar el terreno para hacerlo apto para las labores posteriores. Aquí
volvemos a encontrarnos con la dificultad de traducir a un mundo tecnificado e
internautico esta labor que prácticamente no se sabe ni que exista.
Preferimos
usar las palabras explorador o bien aventurero (a pesar del aspecto poco
"serio" que denota esta palabra). También serviría pionero.
Otra manera de
referirnos a nuestra vocación es: misioneros aislados.
Esto significa que UNIÓN
no es un grupo que se reúne, ni una fraternidad que realiza actos de vida
comunitaria en común. No celebramos reuniones, ni actos públicos, ni
demostraciones de número. Los miembros de UNIÓN no se conocen entre sí, ni
existen listas.
Lo realmente importante para nuestra vocación es la dedicación
"hacia fuera", hacia aquellos hermanos y hermanas de Jesús que no lo
conocen, o bien que reniegan de Él por diversos motivos. Dentro de la categoría
de los más alejados están los más pobres. Pero no se pone el acento
exclusivamente en la cuestión "social". "Ligeros de equipaje
como los hombres de la mar" como decía Machado, no por alergia a las instituciones,
que deben de tener su lugar en la Iglesia, o por incapacidad para vivir con
otros, sino como opción radical para mezclarnos lo mejor posible con los más
alejados, que son la finalidad de nuestra vocación.
Despojada de su connotación
de superficialidad "chaquetera" diríamos que somos como camaleones.
Adoptamos las formas del entorno para mimetizarnos con él. Para ser uno más
exactamente. Y no por estrategia de conquista, sino para compartir los
sufrimientos y las esperanzas de nuestros hermanos y hermanas no creyentes.
Nos
hacemos "todo a todos, todo con todos, para ganar a algunos" como
dice San Pablo. La fraternidad debemos de realizarla con estos y no con los
"nuestros", las ovejas del redil. Nuestra vocación no es de "grupo
cálido en el que refugiarnos", implica la aceptación de la incomodidad de
la intemperie: expuestos a los otros, lanzados al mundo, nos dejamos convertir
por ellos, de la misma manera que Foucauld o Massignon fueron convertidos o se
convirtieron en contacto con la fe de sus amigos musulmanes. Los primeros que
tenemos que convertirnos somos nosotros, puesto que también nos resistimos al
evangelio.
Convivir con los demás sin estridencias |
La visitación.
Tal y como
simboliza el encuentro de María con Isabel, se trata de reconocer y acompañar
el movimiento del Espíritu que se está gestando en los demás.
Estar
especialmente atento al despertar de los signos de Espíritu en los no
creyentes, en aquellos que están alejados de Jesús, o que al menos ignoran que
en ellos late su fuerza vivificadora, y celebrarlo en nuestro encuentro con
ellos.
Buscar este encuentro como lo fundamental de nuestra vocación y aprender
a conversar amicalmente con todos, al estilo del propio Foucauld. O, al menos,
no estorbarlo con sermones militantes!!
Para Foucauld,
todo esto es lo que hacía Jesús en Nazaret. Convivir con los demás sin
estridencias. Cada uno en su medio ambiente. Sin necesidad de desplazarse a
lugares recónditos. Cada uno según su propio camino.
Nuestra vocación exige
madurez en la fe y capacidad de resistencia a las dificultades de vivir solo.
No se trata de "premisión" sino de un estilo de "auténtica
misión" propiamente adaptado al momento actual de la Iglesia. En esto
Charles de Foucauld fue un precursor y un visionario profético.
Este vivir
solo para mezclarse mejor con todos no implica necesariamente negarse a
cualquier tipo de vinculación comunitaria con los demás cristianos.
No es
incompatible: o UNION o vida de Fraternidades, necesariamente. La mayoría de
miembros de la UNION participan en alguna medida de la vida comunitaria de sus
parroquias, de la diócesis en la que están incardinados, y algunos de nosotros
formamos parte de alguna de las comunidades o fraternidades de la familia
Charles de Foucauld. En este caso, se pide a la persona que se compromete con
la UNION una especial dedicación a los más alejados como vocación específica
dentro de su comunidad.
Quien nos dirige es el Espíritu de una manera enteramente libre y creadora |
Organización.
Si nos hemos
sabido explicar bien se comprenderá que las cuestiones de organización aquí son
de lo menos importante. Las reducimos al mínimo posible pensando que quien nos
dirige es el Espíritu de una manera enteramente libre y creadora para cada uno
de los miembros de la UNIÓN. Lo verdaderamente crucial es lo que cada uno
realiza en su vida cotidiana con los más alejados.
Esta exigua organización
exige una conversión que no siempre entendemos fácilmente. Puede saber a poco.
Es lo que se persigue exactamente: ningún tipo de poder.
Dicho esto,
Jean-François Six recibió en su momento el encargo de Coordinador general de la
UNION de manos de Louis Massignon, y a su vez este la delegará en su momento a
otra persona.
Además de este
coordinador, que últimamente ha sido un sacerdote, UNIÓN se organiza por
lenguas.
En la
actualidad tenemos las siguientes: francesa, portuguesa, coreana, alemana,
italiana, árabe, española y catalana. Para cada lengua un coordinador asegura
el vínculo de los miembros.
El coordinador establece contacto con cada uno de
los miembros y es el encargado de discernir con la persona interesada si su
vocación es verdaderamente la de un misionero aislado.
La función del
coordinador no es la de un "director espiritual". Es uno más. No
tienen ningún tipo de "poder" jerárquico sobre los demás miembros de
la UNIÓN.
Unas dos veces
al año el coordinador general manda una carta a todos los miembros de la UNION
que se traduce por lenguas. En esta carta pueden añadirse aspectos propios de
cada ámbito lingüístico.
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