domingo, 1 de septiembre de 2013

Sonreír es verdadera caridad....

Carlos de Foucauld, fue el protagonista de una vida que le permitió realizar un largo viaje espiritual que lo llevó a una vida cómoda, lujosa y en muchas oportunidades disoluta, a realizarse como un ermitaño y misionero cristiano en medio de sus vecinos musulmanes en el desierto del norte del África, mediante esta vida Dios le permitió dibujar entonces un camino de profecía único para nuestro tiempo.
Hermano Carlos de Foucauld (Straburgo 1858- Argelia 1916)
Esta experiencia hizo que por primera vez se hiciera hincapié en la vida oculta de Jesús de Nazaret, es decir imitar a Jesús en una adhesión plena y absoluta a la vida oculta y cotidiana de la Familia de Nazaret, asumiendo de manera concreta y radical último lugar.
Una figura de este tipo habla especialmente a todos aquellos que, deben enfrentar constantemente el reto de dar testimonio del Evangelio en la vida cotidiana. También cuenta con un fuerte llamado a redescubrir el Evangelio en su radicalidad, y luego de vivir un encuentro sobrio y abierto con el otro, especialmente con los pobres.
 Existen numerosas comunidades y asociaciones que se inspiran en Padre de Foucauld. Incluso sin haber establecido ninguna, el hermano Charles durante toda su vida, oraba, soñaba y escribía las reglas para una comunidad de hermanos monjes y misioneros.
Recordamos aquí algunos mensajes particularmente proféticos que encontramos en su vida y los sentimos del todo "nuestros".
VIDA MONÁSTICA Y MISIONERA
Durante varios siglos, estas dos vocaciones en la Iglesia parecían irreconciliables. Se concebía a la vida consagrada siendo o monjes, o misioneros. En Carlos de Foucauld se reúnen estos dos aspectos de una manera maravillosa.
Para él, la Eucaristía era todo; holgarse en el amor de Jesús, sin calcular el tiempo y el esfuerzo fue su atracción más fuerte. Al mismo tiempo, su corazón se llenó de compasión por todas las personas, su ermita estaba abierta a todos.
El hermano Carlos no se detiene en la recepción de quienes acuden a él, sino que añade su deseo de compartir lo poco que tiene (alimentos, medicinas ...), la urgencia de su corazón, es irradiar el Evangelio con su vida. Mostrar a Jesús como Dios, con la amistad, en definitiva, con un corazón abierto a todos, el corazón de un verdadero hermano.
Hay que ser sencillo, afable y amable, amar y ser amado
 NUEVO ESTILO CONTEMPLATIVO
Para el hermano Carlos de Foucauld la contemplación adquiere el sentido de alimentarse constantemente de la fuente del Evangelio para asimilar la mirada de Jesús sobre todo sobre Dios, sobre los hombres, sobre la realidad.
Son las largas horas de adoración eucarística y la inmersión en el Evangelio que han hecho un verdadero monje al Padre de Foucauld, pero con la diferencia en su tiempo de ser un verdadero contemplativo inmerso en la misión.
NUEVO ESTILO MISIONERO
Es el estilo que ha vivido a Jesús encarnado, conociendo, compartiendo lo más posible con el pueblo en el cuál se enraíza cada uno la pobreza, el idioma, la mentalidad, el reconocimiento del Evangelio ya presente en medio de ellos.

Un médico le preguntó: "¿Qué me aconseja hacer con los tuaregs?", P. de Foucauld respondió: "Hay que ser sencillo, afable y amable con ellos, amarlos y ser amados. Sonreír, incluso en las cosas más simples. Yo, como ves, yo siempre sonrío. La sonrisa une a las personas, lo que les permite entenderse mejor, la sonrisa es verdadera caridad ".

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