(En este punto creo que una visión teológica contemporánea no hablaría en
sentido negativo, no es el empobrecimiento de Dios, es la plenitud del amor
derramándose en el hombre. Desde nuestro punto de vista
Dios se achica, se empobrece, es
kenosis, pero en Dios no hay arriba ni abajo, no hay más ni menos, solo
es. y su ser es amor, ¿si intentamos tomar esta clave para nazareth como
vocación?
¿Qué hizo Jesús durante treinta años? ¿Que representó ese tiempo para El? Significó apertura a la palabra y a la voluntad
de Dios.
Significó silencio y retiro.
Compromiso con el prójimo.
Obediencia a
la palabra y voluntad de Dios.
Haciendo penitencia, haciendo el ordinario
trabajo manual y servil.
(Estas palabras siento que esconden la visión grecorromana del trabajo y por ende del hombre, los de arriba piensan meditan
crean, los de abajo solo fuerza bruta y servicio. Esto ha creado una
división patológica en el hombre que la
globalidad la expande, el anhelo de superioridad, de dominio. Quizás ninguna
visión encarne mejor el pecado original que ésta, donde el hombre se
estratifica y olvida su origen, donde juega a ser Dios en el marco fugaz de su
muerte, luchando con ella obviándola, ocultándose en un juego de consumo y
superficialidad.)
¿Hoy Nazareth qué significa?
Quizás sea hora de presentar al mundo
la grandeza de cortar leña, de encender el fuego, de respirar.
El milagro de amar y de depender del
hermano.
Un Dios con familia, José y Maria, un Dios con
amigos y compañeros que tuvo el arduo viaje de la autoconciencia, del
descubrirse, de deificarse.
El
hermano Carlos amó profundamente a Jesús de Nazareth, lo imitó, y explica
porque lo imita, como no emular a su amado, como no vivir como la familia de Nazareth dice: “es una especie de amor de niño; un niño
pequeño subiendo una y otra vez a los brazos de su madre”
Decía
también el hermano Carlos: “cuando estamos enamorados de alguien queremos pasar el máximo tiempo
posible con esa persona, en su compañía, en su intimidad, estando pensando,
hablando con el y tratando de ser como
el.”
Así explica el hermano Carlos el valor de la
adoración y ese es motivo por el cual toma nazareth y el
permanecer en el amor de Jesús como
vocación, carisma y modo de vida.
Ahora bien, Dios decide hacerse hombre de un
modo y manera que se torna significante por sí mismo.
Ese acento nazareno hoy
más que nunca se torna contradicción, lejos del templo, lejos del poder en lo “pequeño”. (Como si hubiese algo grande)
Gritar el evangelio con la vida, con una vida
nazarena que encuentra su mejor resumen en la oración del abandono, es quizás
el legado carismático de nuestra familia.
Vivir Nazareth, es compartir con los hombres el día a día, es hacernos profetas de la
cotidianidad, es una invitación a la contemplación de la verdadera realidad y
en ella del Dios escondido que pasa como viajero en la noche, Nazareth es el
lugar de la vida , donde el tesoro es la
mano que siembra, el vecino, el hermano, el solidum, que se entrega por mi,
donde no soy extraño ni extranjero.
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