Virgen María, madre Mía
Virgen María, madre mía, me consagro a ti y confío en tus
manos mi existencia entera.
Acepta mi pasado con todo lo que ha sido, acepta mi presente
con todo lo que es,
acepta mi futuro con todo lo que será.
Te confío cuanto tengo y cuanto soy, todo lo que he recibido
de Dios.
Te confío mi inteligencia
mi voluntad, mi corazón.
Pongo en tus manos mi libertad, mis ansias y mis temores,
mis
esperanzas y mis deseos, mis tristezas y mis alegrías.
Cuida mi vida y mis acciones, para que sea más fiel a Dios y,
con tu ayuda, alcance la salvación.
Hazme participar de una santidad igual a la tuya.
Vuélveme conforme a Cristo, ideal de mi vida.
Te confío mi entusiasmo y el ardor de mi juventud,
para que
me ayudes a no envejecer en la fe.
Te confío mi capacidad y ganas de amar como has amado tú y,
como Jesús quiere que se ame.
Te confío mis incertidumbres y angustias,
para que en tu
corazón yo encuentre seguridad, sostén y luz.
María, soberana de mi vida y de mi conducta, dispón de mi y
de todo lo que me pertenece, para que camine siempre unido al Señor bajo tu
mirada de madre.
María, soy todo tuyo y cuanto poseo te pertenece ahora y
siempre.
Amén.
Carlos de Foucauld
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